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Estudio de los CDC sobre el cáncer de cuello uterino

El cáncer de cuello uterino es causado con más frecuencia por una infección por el virus del papiloma humano (VPH). La infección por el VPH es común y por lo general desaparece por sí sola. Sin embargo, las infecciones por el VPH persistentes pueden causar cambios en las células del cuello uterino que a veces, si no se tratan, se convierten en cáncer de cuello uterino. Cada año en los Estados Unidos, unas 12 000 mujeres reciben un diagnóstico del cáncer de cuello uterino y aproximadamente 4000 mueren de esta enfermedad.

Hay dos pruebas que pueden ayudar a prevenir el cáncer de cuello uterino: la prueba de Papanicoláu y la del VPH. La prueba de Papanicoláu busca cambios celulares en el cuello uterino que podrían convertirse en cáncer, si no se tratan adecuadamente. La prueba del VPH identifica los tipos del VPH que tienen mayor probabilidad de causar cáncer en las células del cuello uterino.

Las directrices actuales recomiendan que todas las mujeres se hagan una prueba de Papanicoláu cada tres años a partir de los 21 años. Las mujeres entre 30 y 65 años tienen la opción de escoger hacerse la prueba de Papanicoláu y la del VPH al mismo tiempo cada 5 años. A esto se le llama pruebas conjuntas.

Aunque las pruebas de detección se recomiendan cada tres o cinco años, muchos médicos todavía siguen realizándoles a sus pacientes las pruebas de detección del cáncer de cuello uterino cada año. Como parte del Estudio de los CDC sobre el cáncer de cuello uterino, durante el periodo del 2009 y 2010, encuestamos a una muestra de tanto proveedores de atención médica como de pacientes de centros de salud con acreditación federal sobre sus prácticas, creencias y obstáculos para usar las pruebas conjuntas y extender el intervalo de realización de pruebas de detección del cáncer de cuello uterino en mujeres entre 30 y 60 años.

Resultados

Proveedores

  • Solo el 39 % de los proveedores notificó usar frecuentemente las pruebas conjuntas, y el 25 % recomendaba un intervalo acorde con las directrices para las mujeres que tenían resultados normales a las pruebas conjuntas.
  • Para los proveedores, los obstáculos de extender los intervalos de las pruebas de detección incluyeron: preocupación de que los pacientes no regresaran cada año para realizarse otras pruebas (77 %), preocupación de los pacientes de que no les detectaran el cáncer (62 %) y responsabilidad legal (52 %).
  • Las recomendaciones sobre las pruebas de detección se asociaron a creencias positivas en relación con intervalos más largos entre las pruebas de detección. Las revistas y organizaciones profesionales pueden difundir los mensajes sobre el intervalo entre las pruebas de detección para promover las pruebas de detección basadas en la evidencia.
  • A medida que las pruebas del VPH desempeñan un rol más destacado en las pruebas de detección del cáncer de cuello uterino, se debe prestar más atención a la comunicación entre los proveedores y los pacientes acerca de los beneficios y daños de las distintas opciones de pruebas de detección.

Pacientes

  • El 61 % de las pacientes reportó hacerse la prueba de Papanicoláu anual, y los malentendidos acerca de la prueba de Papanicoláu eran comunes. Más de la mitad de ellas creía que la prueba de Papanicoláu podía detectar infecciones vaginales, por hongos (candidiasis) o de transmisión sexual.
  • La mayoría de los pacientes (57 %) indicaron que no esperarían cada tres años para hacerse pruebas de detección, incluso si esta fuera la recomendación de su proveedor, esto se debe principalmente al nivel bajo de conocimiento sobre la prueba del Papanicoláu.
  • Para equilibrar los obstáculos de los intervalos de detección existentes es posible que se necesite la educación de tanto los pacientes como de los proveedores sobre los posibles daños de realizar las pruebas de detección con mucha frecuencia y sobre los resultados positivos falsos.
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