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La biografía de Felicita

A los 50 años, Felicita fue al dentista para que le sacaran un diente y se enteró de que se los tenían que sacar todos. Era fumadora y tenía enfermedad de las encías grave. Felicita ya había perdido algunos dientes, pero perderlos todos fue algo terrible. Como muchas personas con la enfermedad de las encías, no tuvo mucho dolor a medida que las encías empeoraban. Pero los tejidos y la estructura de los huesos que sostenían sus dientes se fueron dañando. En un soleado día de la Florida, el dentista le sacó 23 dientes y preparó lo necesario para la dentadura postiza.

"Fue muy, muy duro", dice Felicita. La recuperación de su boca tomó un mes. Tuvo que aprender a comer, beber y hablar de nuevo. A Felicita no le gusta como se ajusta su dentadura postiza, por eso solo usa la parte de arriba y su boca se lastima fácilmente. Solo come alimentos blandos o licúa sus comidas, hasta la lechuga.

Felicita ya no sonríe mucho ahora que tiene dentadura postiza. "No me gusta como la gente me mira", dice. "Me avergüenzo de mí misma, de verdad. Siento como que arruiné mi salud y mi apariencia con los cigarrillos".

A los 12 años, cuando comenzó a fumar, Felicita pensaba que eso la hacía verse bien. Creció en Nueva York con una herencia puertorriqueña muy fuerte y muchos familiares que fumaban. De hecho, su madre le dio permiso para que fumara siempre y cuando ella pagara sus propios cigarrillos. Así comenzaron los 33 años que pasó fumando. Felicita fumaba alrededor de paquete y medio al día.

La vida corría: se casó y pronto tuvo dos hijos; trabajaba; tuvo otros dos hijos; y a edad temprana su  primer esposo —que también era fumador— tuvo problemas de salud. Felicita se cepillaba los dientes, usaba la seda dental y acudía al dentista con regularidad, pero alrededor de los 35 años, sus encías comenzaron a sangrar. A los 40, sus dientes estaban flojos y uno hasta se le cayó en casa. Aunque Felicita sabía que fumar causa problemas pulmonares, no pensó que eso estaba agravando tanto los problemas en su boca.

Por muchos años Felicita quiso dejar de fumar y cuando tenía 45, lo logró. Pero había fumado por más de 30 años y ahora tenía enfermedad de las encías grave. El sangrado empeoró; dejaba manchas en su almohada por la noche. Un día, en un almuerzo de trabajo, un compañero la miró con cara de asco y le susurró: "Estas sangrando". Felicita corrió al dentista, quien le dijo que todos sus dientes estaban tan dañados que no se podían reparar y debían sacárselos.

Hoy, a los 54 años, Felicita está encantada de ser exfumadora. Ahora puede ir a la par con sus cuatro hijos en caminatas y toma clases de baile. "Me siento mucho mejor. "Siento como que volví a nacer”, dice Felicita. Pero no le gusta salir a comer porque la gente a veces le fija la mirada por la manera en que sorbe los alimentos. Además, corre el riesgo de que su dentadura postiza mal ajustada se le caiga en la sopa. Extraña morder una pizza, maíz, maní, manzanas y los tradicionales platillos de cerdo que sirven en las reuniones familiares. Felicita espera que su historia ayude a otras personas a dejar de fumar.

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	Felicita

Felicita, 54 años, Florida; perdió todos sus dientes a los 50.

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  • Esta página fue revisada el: 04 de enero de 2017
  • Esta página fue modificada el: 04 de enero de 2017
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