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Cómo enfrentar un desastre o evento traumático

Cómo ayudar a los niños a sobrellevar la situación

La manera en que los niños reaccionan se debe en parte a lo que observan en los adultos que los rodean. Cuando los padres y cuidadores enfrentan un desastre con calma y seguridad, pueden darles a los niños el mejor apoyo. Mientras mejor preparados estén los padres, más tranquilidad les transmitirán a los demás, especialmente a los niños.

El cuidado personal y la preparación son fundamentales para los padres y cuidadores. Mientras más preparados, descansados y tranquilos estén, mejor podrán responder a eventos imprevistos y tomar decisiones que serán las mejores para aquellos que tienen a su cargo.

Las reacciones de los niños dependen de su edad y se ven afectadas por su cercanía al acontecimiento, la cantidad de tiempo que ven el incidente a través de la televisión, y las reacciones de sus padres y cuidadores.

La angustia de las personas puede aumentar si ven en los medios de comunicación las imágenes de un desastre una y otra vez. Desde un principio, considere limitar la cantidad de exposición que desea para usted mismo y para sus seres queridos.

Qué puede hacer para ayudar a otras personas a enfrentar un desastre

  • Ahora:
    Infórmese; haga un plan familiar para casos de desastre; prepare kits con suministros para desastres; hable sobre las medidas que tomará; piense en cómo enfrentar el estrés; haga preguntas sobre las cosas que no entiende; practique sus planes; identifique las redes de apoyo en su comunidad.
  • Al comienzo de un desastre:
    Escuche a las autoridades; muestre comprensión; comparta la información con los niños; hábleles sobre sus planes para mantenerlos seguros.
  • Durante un desastre:
    Calme los temores de que alguien morirá o saldrá herido; calme los temores de que los niños se quedarán solos o serán separados de sus familias; manténgase lo más conectado posible con los niños y las demás personas ya que esto brinda cariño, apoyo y distracción.
  • Después de un desastre:
    Calme los temores de que esto ocurrirá de nuevo.

Reacciones comunes

En la mayoría de los niños, estas reacciones comunes desaparecerán con el tiempo. Los niños que hayan estado directamente expuestos a un desastre pueden volver a sentirse angustiados y volver a mostrar comportamientos relacionados con el evento si ven o escuchan algo que les haga recordar lo que pasó. Si los niños siguen muy afectados, o si sus reacciones interfieren con sus deberes escolares o sus relaciones con otras personas, los padres podrían hablar con un consejero profesional o hacer que los niños conversen con un proveedor que se especialice en las necesidades infantiles.

Para bebés y niños hasta los 6 años

Es posible que los bebés se vuelvan más irritables. También es posible que lloren más de lo habitual o que quieran estar más tiempo cargados y abrazados. Los niños en edad prescolar y en kínder pueden sentirse indefensos, impotentes y asustados por la posibilidad de ser separados de sus padres o cuidadores. Puede que vuelvan a mojar la cama y que tengan dificultad para dormir.

Para niños de 7 a 10 años

Los niños más grandes que comprenden el concepto de perder a alguien pueden sentirse tristes, enojados o asustados ante la posible repetición del acontecimiento. Puede que sus compañeros les den información falsa, que luego los padres o cuidadores tendrán que corregir. Es probable que se concentren en algunos detalles del evento y que quieran conversar sobre eso todo el tiempo. Esto puede alterar su concentración y afectar su desempeño escolar.

Para preadolescentes y adolescentes

Algunos preadolescentes y adolescentes reaccionan con comportamientos riesgosos que podrían incluir conducir en forma imprudente, o consumir alcohol o drogas. Otros pueden tener miedo a salir de su casa. También es posible que salgan menos con sus amigos. Pueden sentirse abrumados por sus intensas emociones, y aun así no poder hablar sobre ellas. Esas emociones pueden llevarlos a tener más conflictos, discusiones e incluso peleas con sus hermanos, padres o cuidadores, o con otros adultos.

Para niños con necesidades especiales

Los niños que dependen de un respirador, o aquellos que usan una silla de ruedas o están en cama pueden tener reacciones incluso más marcadas a amenazas o actos de terrorismo reales. Lo mismo se aplica a los jóvenes con otras limitaciones físicas o mentales. Ellos podrían expresar sentimientos como aflicción, preocupación o enojo porque tienen menos control que otras personas para moverse y desenvolverse. Es posible que necesiten que les transmitan verbalmente más tranquilidad o que les den más explicaciones, abrazos, consuelo y otro contacto físico positivo.

No todos los niños responden de esta manera. Algunos podrían tener reacciones más intensas y más prolongadas, influenciadas por los siguientes factores:

  • Exposición directa al desastre: Los jóvenes pueden verse afectados si fueron evacuados de sus casas o vieron a personas heridas o muriendo; también pueden verse afectados si ellos mismos resultaron heridos o si sienten que su propia vida fue amenazada.
  • Pérdida de alguien: La muerte o lesión grave de un familiar, amigo cercano o mascota.
  • Estrés continuo a causa de los efectos del desastre: Esto incluye estar lejos de casa, perder el contacto con los amigos y vecinos, y perder las cosas que eran importantes para ellos, como un juguete favorito o el poder ir a un área de juegos infantiles. Sus vidas se ven afectadas cuando dejan de tener su lugar de encuentro habitual, o sus rutinas y condiciones de vida cambian.
  • Una experiencia traumática anterior: Como haber vivido u observado abusos o un desastre de grandes proporciones.

Recursos en línea

Para obtener más información sobre cómo enfrentar un desastre, consulte los siguientes sitios:

* Enlaces a páginas con información en inglés

Esta información es proporcionada por la Cruz Roja Americana y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

MLS- 284166

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