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Enfermedad

Una niña con el signo de Romaña.

El signo de Romaña, la inflamación que se observa en el párpado derecho del niño, es un indicador de la enfermedad de Chagas aguda. La inflamación se debe a que se restregaron accidentalmente en el ojo las heces depositadas por el insecto infectado por T. cruzi y se estableció la infección en ese sitio. Foto de WHO/TDR.

La enfermedad de Chagas tiene una fase aguda y otra crónica. Si no se le trata, la infección dura toda la vida.

La enfermedad de Chagas aguda ocurre inmediatamente después de la infección, puede durar hasta varias semanas o meses y se pueden encontrar los parásitos en la sangre circulante. La infección puede ser leve o asintomática. Puede haber fiebre o inflamación alrededor del sitio de inoculación (lugar donde el parásito penetró la piel o la membrana mucosa). En casos poco frecuentes, la inflamación aguda puede dar lugar a una fuerte inflamación del músculo cardíaco o del cerebro y de la capa que lo recubre.

Después de la fase aguda, la mayoría de personas infectadas entran en una etapa prolongada y asintomática de la enfermedad (llamada "crónica indeterminada), durante la cual se encuentran muy pocos parásitos o no se encuentra ninguno en la sangre. Durante esta etapa, la mayoría de los afectados no saben que tienen la infección. Muchas personas pueden no presentar síntomas durante toda la vida y nunca presentar los síntomas asociados a la enfermedad de Chagas. Sin embargo, se calcula que entre un 20% y un 30% de las personas infectadas presentarán problemas médicos debilitantes y a veces potencialmente mortales a lo largo de la vida.

Las complicaciones de la enfermedad de Chagas crónica pueden ser:

  • anomalías del ritmo cardíaco que pueden causar muerte repentina;
  • dilatación del corazón, el cual no bombea bien la sangre;
  • dilatación del esófago o del colon, que causa dificultades para comer o para evacuar.

En las personas con sistemas inmunitarios deprimidos (por ejemplo, debido al SIDA o a la quimioterapia), la enfermedad de Chagas puede reactivarse con los parásitos que se encuentran en el torrente sanguíneo. Esta situación puede potencialmente agravar la enfermedad.

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