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Actualización: Directrices provisionales para la evaluación y el manejo de bebés con posible infección congénita por el virus del Zika, Estados Unidos, agosto del 2016


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El 19 de agosto del 2016 se publicó este informe en línea como un adelanto del MMWR.

Tenga en cuenta: Se publicaron directrices actualizadas. Para ver la actualización, haga clic aquí.

Kate Russell, MD1,2; Sara E. Oliver, MD1,3; Lillianne Lewis, MD1,4; Wanda D. Barfield, MD5; Janet Cragan, MD6; Dana Meaney-Delman, MD7; J. Erin Staples, MD, PhD8; Marc Fischer, MD8; Georgina Peacock, MD9; Titilope Oduyebo, MD5; Emily E. Petersen, MD5; Sherif Zaki, MD, PhD10; Cynthia A. Moore, MD, PhD6; Sonja A. Rasmussen, MD11; colaboradores (ver las afiliaciones de los autores)

Ver la referencia bibliográfica sugerida

Los CDC han actualizado sus directrices provisionales para proveedores de atención médica en los EE. UU. que atienden a bebés nacidos de madres con posible infección por el virus del Zika durante el embarazo (1). Se recomienda hacer pruebas de laboratorio en los siguientes casos: 1) bebés nacidos de madres con evidencia de laboratorio de infección por el virus del Zika durante el embarazo y 2) bebés con hallazgos clínicos o de neuroimágenes anormales que sugieren síndrome congénito de Zika y cuyo vínculo epidemiológico materno sugiere una posible transmisión, más allá de los resultados de las pruebas de detección de virus del Zika en la madre. El síndrome congénito de Zika es un patrón que se ha reconocido recientemente de anomalías congénitas asociadas a la infección por el virus del Zika durante el embarazo, e incluye microcefalia, calcificaciones intracraneales y otras anomalías cerebrales, o anomalías oculares, entre otras (2). La evaluación de laboratorio recomendada en bebés incluye pruebas tanto moleculares (reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa en tiempo real [rRT-PCR]) como serológicas (immunoglobulina M [IgM]). Las primeras muestras se deben tomar directamente al bebé en los primeros 2 días de vida, de ser posible. No se recomienda analizar sangre del cordón. Un resultado positivo de la prueba rRT-PCR en suero u orina de un bebé confirma infección congénita por el virus del Zika. Una prueba de IgM para virus del Zika positiva con un resultado negativo en la rRT-PCR indica una probable infección congénita por el virus del Zika. Además de las pruebas de detección de virus del Zika en bebés, la evaluación inicial de todos los bebés nacidos de madres con evidencia de laboratorio de infección por el virus del Zika durante el embarazo debería incluir un examen físico integral, incluido un examen neurológico, ecografía posnatal de la cabeza y el examen de audición estándar para recién nacido. Los bebés con evidencia de laboratorio de infección congénita por el virus del Zika deben atravesar un examen oftalmológico exhaustivo y una evaluación de la respuesta auditiva provocada del tronco encefálico (ABR, en inglés) antes del primer mes de vida. Las recomendaciones de seguimiento de bebés con evidencia de laboratorio de infección congénita por el virus del Zika dependen de si hay presencia de anomalías que concuerdan con síndrome congénito de virus del Zika. Los bebés con anomalías que concuerdan con el síndrome congénito de Zika deben evaluarse en forma coordinada por diferentes especialistas dentro del primer mes de vida. Será necesario hacer más evaluaciones dentro del primer año de vida, incluidas evaluaciones de la vista, la audición, alimentación, crecimiento y función neuroevolutiva y endócrina. Las familias y los cuidadores también necesitarán apoyo y asistencia psicosocial permanente con coordinación de la atención. Los bebés con evidencia de laboratorio de infección congénita por el virus del Zika sin anomalías visibles deben ser monitoreados en su desarrollo en forma constante y su proveedor de atención primaria debe evaluarlos. Se recomienda también repetir la evaluación auditiva. Estas directrices serán actualizadas en la medida que haya más información disponible.

La infección por el virus del Zika durante el embarazo es una causa de microcefalia y otras anomalías cerebrales graves (3); no obstante, todavía no se conoce el espectro clínico de los efectos de la infección por el virus del Zika durante el embarazo. Se ha observado una amplia gama de anomalías neurológicas, además de la microcefalia, entre bebés con infección por el virus del Zika confirmada o presunta (2,4). Los hallazgos de diagnóstico por imágenes neurológicas incluyen calcificaciones intracraneales, ventriculomegalia y exceso de líquido cefalorraquídeo, patrones anormales en los giros cerebrales (por ejemplo polimicrogiria), menor volumen del parénquima cerebral; atrofia y malformación cortical; hipoplasia cerebelosa; vermmis cerebeloso o bulbo raquídeo; mielinización retardada y adelgazamiento o hipoplasia del cuerpo calloso (5,6). Las anomalías neurológicas presentes al examen físico de estos bebés incluyeron hipertonía, hipotonía, espasticidad, hiperreflexia, irritabilidad grave y convulsiones (2,4). El virus del Zika parece atacar principalmente a las células progenitoras neuronales, lo que da como resultado la muerte celular y la interrupción de la proliferación, migración y diferenciación neuronal, que a su vez retarda el crecimiento del cerebro y afecta la viabilidad de las células neuronales (79). Los hallazgos oculares reportados en bebés con infección congénita por el virus del Zika, confirmada o presunta, incluyen atrofia coriorretiniana, cambios en la pigmentación, hipoplasia del nervio óptico, palidez del disco óptico, disco óptico más curvo, retinopatía hemorrágica y vasculatura retiniana anormal (1012). Algunos bebés con infección congénita por el virus del Zika confirmada o presunta tuvieron un fenotipo que concuerda con una secuencia interrumpida en el cerebro fetal, caracterizada por microcefalia grave, colapso del cráneo, suturas craneales superpuestas, hueso occipital prominentes, piel redundante nucal y deficiencias neurológicas graves (1314). Otros hallazgos en bebés con infección congénita por el virus del Zika incluyeron pie equinovaro y contracturas en una o varias articulaciones (artrogriposis), presumiblemente producto de un daño al sistema nervioso central (4).

La experiencia con otras infecciones congénitas aporta perspectiva que oriente el manejo clínico hasta que haya más datos disponibles relacionados con las consecuencias asociadas a la infección congénita por el virus del Zika. Los bebés con infecciones congénitas como citomegalovirus (CMV) y rubeola pueden desarrollar una gama de manifestaciones clínicas, que incluyen pérdida de audición, convulsiones, retrasos neuroevolutivos y diabetes mellitus cuando son más grandes (1516), aun sin manifestaciones clínicas evidentes de infección congénita al nacimiento (17).

Las pruebas diagnósticas para la detección de infección congénita por el virus del Zika pueden ser un reto. Si bien una prueba molecular (rRT-PCR) positiva en un bebé permite confirmar infección por el virus del Zika, un resultado negativo no descarta la infección. La carga viral se puede ser prolongada en las infecciones congénita por CMV y rubeola ((18,19), pero se sabe poco acerca de la duración de la carga viral en bebés con infección congénita por el virus del Zika. Los resultados de la prueba de IgM pueden ayudar en el diagnóstico, pero pueden ser difíciles de interpretar a causa de los resultados falsos positivos en los anticuerpos IgM con reacción cruzada o con reactividad inespecífica (20). Como la IgG atraviesa la placenta, la presencia de IgG en el espécimen de un bebé no sirve como evidencia de infección congénita.

Actualmente hay más de 1 000 mujeres embarazadas con evidencia de laboratorio de posible infección por el virus del Zika en los Estados Unidos y sus territorios (http://www.cdc.gov/zika/geo/pregwomen-uscases.html). Los proveedores de atención médica pediátrica necesitan información que oriente la indicación adecuada de pruebas de laboratorio y la evaluación y manejo clínico de bebés nacidos de estas madres. Entre el 21 y el 22 de julio del 2016, los CDC, en un esfuerzo conjunto con American Academy of Pediatrics (AAP), organizaron una reunión para recibir aportes individuales de expertos y socios que permitieran obtener información para la elaboración de directrices para la evaluación y el manejo de bebés con infección congénita por el virus del Zika. Asistieron expertos en pediatría, en enfermedades infecciosas, neurología, pediatría especializada en desarrollo y conducta, oftalmología, audiología, medicina física y rehabilitación, neonatología, lactancia y nutrición, medicina materno-fetal, genética clínica, medicina hospitalaria y endocrinología, y representantes de los principales grupos de socios (cuadro 1). Las conversaciones giraron en torno de tres áreas: 1) evaluación inicial y pruebas de laboratorio en bebés nacidos de madres con evidencia de laboratorio de infección por el virus del Zika durante el embarazo, 2) manejo ambulatorio y seguimiento de bebés con microcefalia y otros hallazgos que concuerden con el síndrome congénito del virus del Zika y 3) manejo ambulatorio y seguimiento de bebés con evidencia de laboratorio de infección congénita por el virus del Zika pero sin hallazgos que concuerden con el síndrome congénito de virus del Zika.

Recomendaciones actualizadas para las pruebas de laboratorio y evaluación iniciales de bebés con posible infección congénita por el virus del Zika

Pruebas diagnósticas en bebés. Se recomiendan pruebas de laboratorio para la detección de la infección congénita por el virus del Zika en bebés nacidos de madres con infección por el virus del Zika confirmada por laboratorio y para bebés con hallazgos que sugieran síndrome congénito de virus del Zika y un vínculo epidemiológico maternal que sugiere posible transmisión, más allá de los resultados de las pruebas realizadas a la madre (imagen). Infección por el virus del Zika confirmado por laboratorio incluye ARN de virus del Zika detectado en un especímen clínico de la madre mediante rRT-PCR y anticuerpos IgM positivos para virus del Zika con valor de anticuerpos neutralizantes de confirmación para virus del Zika o flavivirus no especificado de otro modo. Las pruebas rRT-PCR para la detección de virus del Zika en bebés se deben realizar en muestras tanto de suero como de orina, y se debe realizar en forma simultánea el ensayo de inmunoabsorcion enzimática (ELISA) de IgM para virus de Zika al suero del bebé. Si se obtiene líquido cefalorraquídeo (LCR) para otros estudios, se deben realizarle las pruebas de rRT-PCR para detectar el ARN del virus del Zika y los anticuerpos IgM. Las pruebas de laboratorio deben realizarse para analizar especímenes de los bebés; no se recomiendan para la sangre del cordón porque pueden arrojar resultados falsos positivos por contaminación con la sangre materna, y también podrían tener resultados falsos negativos (21). Las pruebas de laboratorio para la detección de virus del Zika en bebés se deben realizar dentro de los primeros 2 desde el nacimiento; si se hacen más tarde se dificulta identificar si se trata de una infección congénita, perinatal o posnatal. Si no es posible determinar el momento de la infección, se debe manejar al bebé como si tuviera infección congénita por el virus del Zika.

Un resultado positivo en la prueba rRT-PCR para el zika realizada a la muestra de un bebé confirma el diagnóstico de infección congénita por el virus del Zika (Tabla 1). La presencia de IgM para virus del Zika en la muestre de un bebé, pero sin ARN de virus de Zika en cantidades detectables, debe interpretarse como probable infección congénita por el virus del Zika. La prueba de neutralización por reducción de placas (PRNT) mide anticuerpos neutralizantes específicos de un virus y se usa para confirmar la especificidad de los anticuerpos IgM para virus del Zika y descartar un resultado falso positivo en la prueba de IgM (20). Si el resultado de la muestra inicial del bebé es positivo para IgM pero no se realizó una PRNT en la muestra de la madre, se debe analizar la muestra inicial del bebé mediante PRNT. No obstante, la PRNT no permite distinguir entre anticuerpos maternos y del bebé. Debido a esto, es posible que se deba esperar hasta que el niño tenga al menos 18 meses, que es cuando se espera que decaigan los anticuerpos maternos, para confirmar la infección congénita. Se debe analizar mediante PRNT una muestra tomada a un niño de ≥18 meses cuya muestra inicial haya obtenido resultados positivos de IgM, si se detectaron anticuerpos neutralizantes específicos para zika mediante PRNT en la muestra del bebé o en la de la madre. Si el resultado de la muestra inicial del bebé es negativo tanto en el ensayo ELISA IgM como en rRT-PCR pero sigue habiendo signos clínicos preocupantes (como microcefalia con evaluación negativa de otras causas conocidas), debe analizarse la posibilidad de hacer una PRNT a los 18 meses. Si los resultados de la PRNT a los 18 meses son negativos, se considera que el niño no tiene infección congénita por el virus del Zika. Si los resultados de la prueba PRNT dan positivo, se presupone que hay infección congénita por el virus del Zika, pero no se puede excluir la infección posnatal, especialmente entre los niños que viven en áreas con transmisión activa del virus del Zika.

En muchos casos los resultados de las pruebas de laboratorio del bebé no estarán disponibles antes del alta. En estos casos se debe suponer que los bebés tienen infección congénita por el virus del Zika hasta que los resultados de las pruebas estén disponibles. A los fines de estas directrices, se debe manejar de la misma manera a los bebés con infección por el virus del Zika confirmada o probable.

La detección de ARN de virus del Zika en la placenta permite confirmar la presencia de infección materna, pero no permite distinguir entre infección materna e infección congénita. Para los casos en los que no se hicieron pruebas de detección en la madre, o se hicieron más de 12 semanas después de la exposición (22), o si los resultados no fueron definitivos (por ejemplo, flavivirus no especificado) (20), un resultado positivo en la rRT-PCR de la placenta permite confirmar infección materna por el virus del Zika. Con base en datos de los CDC no publicados, las placentas de madres con infección por el virus del Zika durante el embarazo pueden contener ARN de virus del Zika en cantidades detectables al momento del parto, más allá del momento en que la madre contrajo la infección. Se desconocen las implicancias clínicas para un bebé con ARN de virus del Zika detectado en la placenta en ausencia de evidencia de laboratorio de virus del Zika en el bebé.

Por el momento hay poca información disponible sobre la transmisión perinatal del virus del Zika (23). Las directrices para la evaluación y el manejo de bebés y niños con enfermedad por el virus del Zika contraído en la etapa posnatal (1) se actualizarán en la medida que haya más información disponible.

Evaluación clínica de bebés. Se debe hacer un examen físico exhaustivo, que incluya la medición precisa de la circunferencia de la cabeza (occipitofrontal)*, el largo y el peso, la edad gestacional y buscar anomalías neurológicas y rasgos dismórficos en los bebés nacidos de madres con evidencia de laboratorio de infección por el virus del Zika (Tabla 2). Se debe realizar una ecografía posnatal de la cabeza a todos los bebés nacidos de madres con evidencia de laboratorio de infección por el virus del Zika antes del alta. Esto incluye a los bebés con hallazgos normales en las ecografías prenatales, porque algunas anomalías asociadas al síndrome congénito de Zika pueden no ser visibles en las ecografías prenatales. Se debe hacer una evaluación auditiva a todos los bebés en función de las recomendaciones universales de evaluación anterior al alta. Los bebés con evidencia de laboratorio de infección congénita por el virus del Zika deben ser derivados para un examen oftalmológico integral y una evauación auditiva ABR antes del primer mes de vida. Se deben realizar otras evaluaciones según indicación clínica.

Los bebés con IgM y rRT-PCR negativas nacidos de una madre con evidencia de laboratorio de infección por el virus del Zika deben recibir atención de rutina, que incluye el monitoreo de la circunferencia de la cabeza en cada visita de chequeo, además de evaluación del desarrollo según la edad (24). Los proveedores de atención médica deben reportar la información sobre mujeres embarazadas en los Estados Unidos y los territorios estadounidenses con evidencia de laboratorio de infección por el virus del Zika y de sus bebés (más allá de los resultados de las pruebas de los bebés) a los departamentos de salud estatales, tribales, locales o territoriales, para que se incluyan en el Registro de Casos de Zika en el Embarazo en los EE. UU. (http://www.cdc.gov/zika/hc-providers/registry.html), o en el Sistema de Vigilancia Activa de Embarazos con Zika en Puerto Rico (ZVAZE) (http://www.cdc.gov/zika/public-health-partners/zapss.html).

Se recomienda una evaluación exhaustiva de todos los bebés con hallazgos anormales que concuerden con síndrome congénito de Zika (cuadro 2). El traslado a un centro con acceso a subespecialidades pediátricas puede facilitar esta evaluación. No obstante, la decisión no debe fundarse únicamente en la presencia de infección por el virus del Zika materna durante el embarazo. Los proveedores de atención médica deben analizar tanto las necesidades inmediatas del bebé como el posible impacto negativo que podría tener separarlo de su familia. La evaluación recomendada incluye un hemograma y panel metabólico completos, incluidas pruebas de la función hepática, un examen exhaustivo por parte de un oftalmólogo, una prueba ABR y la posibilidad de imágenes de diagnóstico neurológicas avanzadas en interconsulta con un neurólogo. Además se debe examinar a los bebés para detectar otras causas de microcefalia o calcificaciones intracraneales, como enfermedades genéticas y otras infecciones congénitas.

Se debe hacer un examen físico exhaustivo, que incluya la medición estandarizada de la circunferencia de la cabeza, a los bebés nacidos de madres con factores de riesgo de infección materna por el virus del Zika (haber viajado a un área con transmisión activa del virus del Zika, vivir en un área afectada o haber tenido relaciones sexuales con una pareja que viajó a un área con transmisión activa del virus del Zika o que viajó a un área afectada) y a quienes no se les realizó una prueba de detección antes del parto. Se debe analizar la posibilidad de hacer pruebas de diagnóstico PCR a la madres (20,22) y analizar la placenta para detectar virus del Zika (http://www.cdc.gov/zika/hc-providers/test-specimens-at-time-of-birth.html); las pruebas de detección en bebés se deben realizar si las pruebas de la madre concuerdan con evidencia de laboratorio de infección por el virus del Zika. Si un bebé parece clínicamente sano, se puede diferir el examen más exhaustivo, incluida la ecografía cerebral, la evaluación oftalmológica y las pruebas de detección de virus del Zika en laboratorio hasta que estén disponibles los resultados de las pruebas de detección de la madre. No obstante, si no hay seguridad de que se cumplirá con el seguimiento del bebé, la ecografía cerebral, la evaluación oftalmológica y las pruebas de detección de virus del Zika en el bebé se deben realizar antes del alta. Los CDC recomiendan las precauciones estándar en todos los entornos de atención médica para proteger al personal de atención médica y a los pacientes de infecciones con microbios patógenos transmitidos por sangres, incluido el virus del Zika (25).

Si bien se ha detectado virus del Zika en leche materna (26), no se reportó ningún caso de infección por el virus del Zika asociado a la lactancia, y la evidencia disponible en la actualidad sugiere que los beneficios de la lactancia superan los riesgos teóricos de transmisión del virus del Zika. Se debe recomendar y apoyar a todas las mujeres con infección por el virus del Zika durante el embarazo para que amamanten a sus bebés, más allá de los resultados de las pruebas de detección del virus del Zika en el bebé.

Manejo ambulatorio de bebés con evidencia de laboratorio de infección por el virus del Zika y anomalías que concuerdan con síndrome congénito de Zika

La atención de bebés con anomalías que concuerdan con el síndrome congénito de Zika requiere un equipo multidisciplinario y un centro médico establecido que facilite la coordinación de la atención, que es crítica para garantizar que se hagan todas las pruebas y consultas que estos bebés necesitan. (cuadro 3) y que se detecten y traten correctamente los hallazgos anormales (27). Si se detectan anomalías durante la evaluación prenatal, se debe ofrecer asesoramiento específico sobre el síndrome congénito de zika durante el embarazo, preferentemente con la participación de obstetras y pediatras. Antes del alta hospitalaria del bebé, se debe establecer el seguimiento con especialistas y con los servicios recomendados durante la evaluación inicial. Se debe analizar si conviene usar clínicas de atención multidisciplinaria coordinadas ya establecidas.

Los bebés deben recibir atención pediátrica preventiva de rutina, incluidas las vacunas del calendario regular (24). Las familias de los bebés con síndrome congénito de Zika deben recibir información que aborde las dudas sobre su desarrollo, función, alimentación y crecimiento, además del pronóstico. A lo largo del primer año de vida se debe repetir con frecuencia la medición estandarizada de parámetros de crecimiento que incluya la circunferencia de la cabeza, el peso y el largo.

Se debe alentar y promover la lactancia como fuente de nutrición y para generar un vínculo estrecho entre madre e hijo. Los proveedores de atención primaria deben evaluar al bebé para detectar dificultades de alimentación y derivarlos para consultas de lactancia, terapia ocupacional, terapia del lenguaje, nutrición y/o gastroenterología si la succión es débil, no traga bien, tiene reflujo gastroesofágico o se aspira al comer. Las dificultades para tragar podrían no ser evidentes al inicio, por lo tanto la alimentación debe controlarse de cerca.

Un proveedor de atención primaria debe hacer un examen neurológico al mes y a los 2 meses y posteriormente según sea necesario, en función del estado clínico del bebé. Si aún no se hizo, se debe derivar al bebé a neurología para la evaluación de anomalías que incluyan trastornos del sueño o irritabilidad excesiva. Si el examen oftalmológico realizado dentro del primer mes de vida resultó normal, se recomienda otro examen (que incluya una evaluación de la retina) a los 3 meses. La prueba ABR es el examen de preferencia para detectar una pérdida de audición producto de un daño neurológico. Si el examen de audición original del recién nacido se hizo solo a través de la prueba de emisiones otoacústivas, se debe derivar al bebé para una evaluación ABR antes del primer mes de vida. Si el examen de audición del recién nacido fue normal, se debe realizar una ABR a los 4-6 meses. Si los resultados de los exámenes de la vista y auditivos no son normales, se debe derivar al bebé a los especialistas correspondientes lo antes posible.

Los bebés con un desarrollo cerebral anormal pueden estar en riesgo de sufrir una disfunción del hipotálamo que puede derivar en una insuficiencia de la glándula pituitaria. Además, una evaluación de rutina del recién nacido podría no permitir detectar las manifestaciones tempranas de disfunción endocrina (28). Se debe hacer una evaluación de tiroides, incluida la medición de la hormona de estimulación tiroidea (TSH) y tiroxina (ya sea T4 libre o tanto T4 y T4 libre estimada) a las 2 semanas y nuevamente a los 3 meses. Si alguno de estos resultados está por fuera de lo normal, un endocrinólogo debe realizar una evaluación más exhaustiva de la función pituitaria.

Se debe monitorear el desarrollo en todas las consultas de rutina, y se deben usar herramientas de evaluación estandarizadas y validadas para evaluar la presencia de un retraso en el desarrollo (24). Se debe realizar la derivación a un especialista del desarrollo y a los servicios de intervención temprana tan pronto como sea posible. Es importante que los proveedores de atención primaria sigan monitoreando el desarrollo y progreso del niño con herramientas de evaluación del desarrollo validadas que garanticen que estén cubiertas las necesidades evolutivas del niño.

En general, las familias y personas a cargo del cuidado de bebés con síndrome congénito de Zika van a necesitar evaluación y apoyo psicológico constante. Los proveedores de atención médica deben trabajar estrechamente con los padres para garantizar que el plan de atención que elaboran concuerde con las necesidades del bebé y los deseos de la familia. Se debe monitorear para detectar depresión entre personas a cargo del cuidado durante las consultas de atención primaria, porque las necesidades médicas complejas del bebé pueden traer aparejados cuadros de depresión o estrés familiar. Posiblemente las familias también enfrenten situaciones financieras que producen estrés, estigmatización social y otros tipos de discriminación. Los recursos existentes a nivel local y nacional para familiares de niños con necesidades de salud complejas deben estar disponibles para las familias (29).

Se deben derivar los niños con hallazgos anormales, según indicación clínica, a un especialista en pediatría o a un especialista con experiencia en atención de niños. En áreas con acceso limitado a atención de subespecialidades pediátricas, posiblemente no estén disponibles fácilmente los numerosos servicios recomendados para bebés con síndrome congénito de Zika; en estas situaciones, se puede analizar la posibilidad de recurrir a la telemedicina como un posible medio para ofrecer atención y apoyo de una subespecialidad a familias en áreas con acceso limitado (30).

Manejo ambulatorio de bebés con evidencia de laboratorio de infección por el virus del Zika pero sin anomalías que concuerden con el síndrome congénito de Zika

Se recomienda monitoreo adicional para los bebés que tengan evidencia de infección por el virus del Zika confirmada en laboratorio pero que no presenten anomalías evidentes al nacimiento (cuadro 4), hasta que haya más información disponible con respecto a las consecuencias. Esto se debe a que algunas secuelas neurológicas de la infección congénita por el virus del Zika (p. ej., convulsiones, trastornos cognitivos y anomalías visuales y auditivas) pueden ser imperceptibles o aparecer más tarde. Durante el seguimiento del bebé con proveedores de atención primaria se debe usar una herramienta de evaluación del desarrollo validada y estandarizada a los 9 meses, según lo recomendado en la actualizada por American Academy of Pediatrics (24), o antes si surge algún signo preocupante en términos de desarrollo. Se debe considerar la derivación a un especialista en desarrollo y los programas de intervención temprana en cuanto la persona a cargo del cuidado o el proveedor manifiesten su preocupación, y se deben hacer las derivaciones que correspondan a otros especialistas según esté clínicamente indicado.

Se debe hacer un examen oftalmológico que incluya evaluar la atención ocular en cada consulta de chequeo y derivar a un oftalmólogo si surgiera alguna inquietud en el cuidador o proveedor. Los bebés con anomalías en el primer examen auditivo deben ser derivados a un audiólogo para una evaluación completa. En otras infecciones, se ha observado la pérdida de audición más tardía en bebés sin otros hallazgos clínicos (15); no obstante, se desconoce qué probabilidad existe de que un bebé con infección congénita por el viru del Zika sin hallazgos clínicos que concuerden con el síndrome congénito de Zika y un examen auditivo normal pierda capacidad auditiva en algún momento. Las pruebas ABR en bebés a los 4–6 meses son una alternativa, aunque se debe tener en cuenta el riesgo que supone la sedación. Los bebés que hayan pasado una ABR inicial y sin ABR a los 4–6 meses deben ser derivados para un examen de diagnóstico de comportamiento audiológico a los 9 meses, o antes si surge algún signo preocupante. Se recomienda la evaluación del comportamiento audiológico debido a la necesidad potencial de sedación de la evaluación ABR en los bebés.

Como un componente crucial del cuidado del paciente y para proporcionar una identificación temprana de los retrasos en el desarrollo, se debe empoderar a las familias para que sean partícipes activos en el monitoreo y el cuidado de sus hijos. La orientación anticipatoria para cuidadores debe enseñar especialmente a reconocer los indicadores de desarrollo, alimentación y crecimiento, patrones de sueño, irritabillidad y convulsiones.

La carga de una infección congénita por el virus del Zika puede afectar de manera desproporcionada a familias con acceso ya naturalmente limitado a atención médica. Las familias pueden verse enfrentadas a barreras idiomáticas y culturales, impedimentos financieros y acceso inadecuado. Las poblaciones rurales pueden tener dificultades de acceso a especialistas. Se deben abordar las barreras de acceso a la atención para todos los bebés afectados y sus familias a través de programas de salud a nivel local, estatal y nacional.

Colaboradores

Michael Agus, MD, Boston Children’s Hospital; Donald B. Bailey, PhD, RTI International; Jim Bale, MD, University of Utah; Katherine A. Beckmann, PhD, Administration for Children and Families; Jatinder Bhatia, MD, Augusta University; Jennifer Bolden Pitre, JD, Family Voices, Inc.; Timothy J. Brei, MD, Seattle Children’s Hospital; Lekisha Daniel-Robinson, MSPH, Center for Medicaid and CHIP Services, Centers for Medicare and Medicaid Services; Eric Dziuban, MD, CDC; Marcus Gaffney, MPH, CDC; Dixie D. Griffin, MD, Tift Regional Health System; Alyson B. Goodman, MD, CDC; Manda Hall, MD, Texas Department of State Health Services; R. Phillips Heine, MD, Duke University; Amy Houtrow, MD, PhD, University of Pittsburgh; Lisa Hunter, PhD, Cincinnati Children’s Hospital; Susan L. Hyman, MD, University of Rochester Medical Center; Wanda K. Jones, DrPH, Office of the Assistant Secretary for Health; Bill G. Kapogiannis, MD, National Institute of Child Health and Human Development; Sharon S. Lehman, MD, Nemours Children’s Health System, Sidney Kimmel Medical College of Thomas Jefferson University; Aaron Lopata, MD, Maternal and Child Health Bureau, Health Resources and Services Administration; Yvonne Maldonado, MD, Stanford University; Edward McCabe, MD, PhD, March of Dimes; Rima McLeod, MD, University of Chicago; Joan Y. Meek, MD, Florida State University College of Medicine; Michael E. Msall, MD, University of Chicago Medicine-Comer Children’s Hospital; Lynne M. Mofenson, MD, Elizabeth Glaser Pediatric AIDS Foundation; Sitara Nayak, Parent to Parent of Georgia; Scott Needle, MD, Healthcare Network of Southwest Florida; Susan Reef, MD, CDC; Sydney Rice, MD, University of Arizona; Scott Rivkees, MD, University of Florida; Jeannie Rodriguez, PhD, Emory University; Elizabeth Rosenblum, MD, University of California, San Diego; Pablo Sanchez, MD, Nationwide Children’s Hospital; Renate Savich, MD, University of Mississippi Medical Center; Angela Scheuerle, MD, University of Texas Southwestern Medical Center; Lee Segal, MD, University of Wisconsin, Madison; Camille Smith, EdS,, CDC; Parminder S. Suchdev, MD, Emory University; V. Fan Tait, MD, American Academy of Pediatrics (AAP; Edwin Trevathan, MD, Vanderbilt University School of Medicine; Camila V. Ventura, MD, Altino Ventura Foundation; Richard Whitley, MD, Children’s of Alabama,, University of Alabama at Birmingham; Susan Wiley, MD, Cincinnati Children’s Hospital Medical Center; Fernando Ysern, MD, Puerto Rico Chapter, AAP.

Reconocimientos

American Academy of Pediatrics (AAP); Laura Aird, MS, AAP; Giovanna Beauchamp, MD, University of Florida; Denise Boggs, CDC; Kristin Dayton, MD, University of Florida; Sean Diederich, AAP; Michelle Z. Esquivel, MPH, AAP; Jessica Franks, MPH, CDC; Margaret A. Honein, PhD, CDC; Irogue Igbinosa, MD, CDC; David W. Kimberlin, MD, University of Alabama at Birmingham; Kara Polen, MPH, CDC; Ingrid Rabe, MBChB, CDC.


Autores para correspondencia: Kate Russell, kerussell@cdc.gov, 404-718-1178; Sara E. Oliver, seoliver@cdc.gov, 404-639-1204.

1Servicio de Inteligencia Epidémica, CDC; 2División de Influenza, Centro Nacional de Vacunación y Enfermedades Respiratorias, CDC; 3División de Enfermedades Virales, Centro Nacional de Vacunación y Enfermedades Respirtatorias, CDC; 4División de Riesgos Ambientales y sus Efectos sobre la Salud, Centro Nacional de Salud Ambiental, CDC; 5División de Salud Reproductiva, Centro Nacional para la Prevención de Enfermedades Crónicas y la Promoción de la Salud, CDC; 6División de Trastornos Congénitos y del Desarrollo, Centro Nacional de Defectos de Nacimiento y Discapacidades del Desarollo, CDC; 7Oficina del Director, Centro Nacional de Enfermedades Infecciosas Emergentes y Zoonóticas, CDC; 8División de Enfermedades Transmitidas por Vectores, Centro Nacional de Enfermedades Infecciosas Emergentes y Zoonóticas, CDC; 9División de Desarrollo y Discapacidades Humanas, Centro Nacional sobre Defectos de Nacimiento y Discapacidades del Desarrollo, CDC; 10Subdivisión de Patología de Enfermedades Infecciosas, División de Patógenos de Alto Riesgo y Patología, Centro Nacional de Enfermedades Infecciosas Emergentes y Zoonóticas, CDC; 11División para la Divulgación de Información de Salud Pública, Centro de Servicios de Vigilancia, Epidemiología y Laboratorio, CDC.

Referencias

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* Los cuadros con la circunferencia de cabeza estándar se basan en mediciones tomadas dentro de las 24 horas del nacimiento. Hay más información disponible sobre estándares de crecimiento infantil en http://www.who.int/childgrowth/en/. Hay más información disponible sobre la medición de la circunferencia de la cabeza en https://www.cdc.gov/zika/pdfs/microcephaly_measuring.pdf.

Volver al textoCUADRO 1. Áreas de especialización y organizaciones representadas en la reunión sobre Evaluación y manejo de bebés con infección congénita por el virus del Zika en Atlanta, Georgia, del 21 al 22 de julio del 2016

Especialidades representadas

Audiología

Genética clínica

Atención de pacientes críticos

Especialistas pediátricos en desarrollo y comportamiento

Endocrinología

Medicina hospitalaria

Enfermedad infecciosa

Lactancia y puericultura

Medicina materno-fetal

Neonatología

Neurología

Nutrición

Oftalmología

Ortopedia

Pediatría

Medicina y rehabilitación física

Organizaciones asociadas

Academia Estadounidense de Médicos de Familia

American Academy of Pediatrics (incluida representación de la filial de Puerto Rico)

Colegio Estadounidense de Obstetricia y Ginecología

Association of Maternal & Child Health Programs

Family Voices, Inc.

March of Dimes

Asociación Nacional de Enfermeros Practicantes en Pediatría

Parent to Parent of Georgia

Society for Maternal-Fetal Medicine

Agencias federales

Administración de Asuntos de Niños y Familias

CDC

Centros de Servicios de Medicare y Medicaid

Oficina de Salud Materna e Infantil, Administración de Recursos y Servicios de Salud

Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano, Institutos Nacionales de Salud

Oficina del Secretario Adjunto de Preparación y Respuesta

Volver al textoFIGURA. Pruebas de detección de virus del Zika y evaluación recomendadas en bebés nacidos de madres con evidencia de laboratorio de infección por el virus del Zika durante el embarazo*

La imagen de arriba es un diagrama que describe las pruebas de detección de virus del Zika y evaluación recomendadas para bebés nacidos de madres con evidencia de laboratorio de infección por el virus del Zika en el embarazo.

Abreviatura: ABR = respuesta auditiva del tallo cerebral.

* La evidencia de laboratorio de infección materna por el virus del Zika incluye: 1) ARN de virus del Zika detectado mediante reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (rRT-PCR) en cualquier espécimen clínico o 2) inmunoglobulina M (IgM) positiva para virus del Zika con titulación confirmatoria de anticuerpos neutralizantes. Se debe analizar a las madres mediante la prueba rRT-PCR dentro de las 2 semanas de la exposición o aparición de los síntomas, o mediante detección de IgM dentro de las 2–12 semanas de exposición o aparición de los síntomas. Como los niveles de anticuerpos IgM y ARN viral se van reduciendo con el tiempo, una prueba materna con resultados negativos 12 semanas después de la exposición no descarta infección materna. Fuente: Oduyebo T, Igbinosa I, Petersen EE, et al. Actualización, directrices provisionnales para proveedores de atención médica que atienden a mujeres embarazadas con posible exposición al virus del Zika, Estados Unidos, julio del 2016. Informe Semanal de Morbilidad y Mortalidad (MMWR) 2016;65:739–44. http://dx.doi.org/10.16/mmwr.mm6529e1.

Volver al textoCUADRO 1. Interpretación de los resultados de las pruebas de laboratorio en muestras de sangre, orina y/o líquido cefalorraquideo de un bebé para detectar evidencia de infección congénita por el virus del Zika
Resultados de las pruebas en bebés* Interpretación
rRT-PCR IgM
Positivo Positivo o negativo Infección congénita por el virus del Zika confirmada
Negativo Positivo Probable infección congénita por el virus del Zika
Negativo Negativo Negativo para infección congénita por el virus del Zika

Abreviaturas: rRT-PCR = reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa; IgM = immunoglobulina M.
* Suero, orina o líquido cefalorraquídeo del bebé.
Los resultados de laboratorio se deben interpretar en el contexto del momento de la infección durante el embarazo, los resultados de la serología materna, hallazgos clínicos que concuerden con síndrome congénito de zika y una prueba de neutralización por reducción en placas (PRNT) de confirmación.

Volver al textoCUADRO 2. Evaluación inicial y manejo ambulatorio recomendados durante los primeros 12 meses de vida para bebés con posible infección congénita por el virus del Zika, en función de las pruebas de laboratorio maternas y de bebés y los hallazgos clínicos en el bebé
Madre Examen clínico del bebé Antes del alta Pruebas de detección en el bebé 2 sem. 1 meses. 2 meses 3 meses 4-6 meses 9 meses 12 meses
Evidencia de laboratorio de infección por el virus del Zika* Sin evidencia de anomalías Atención de rutina del recién nacido: examen físico, medición de la circunferencia de la cabeza, altura/peso y examen neurológico
Examen auditivo
Ecografía cerebral
Prueba de detección de virus del Zika en el bebé (cuadro 1)
Negativa para la infección por el virus del Zika Atención de rutina, que incluya monitoreo de la corteza occipitofrontal y del desarrollo en todas las consultas de chequeo del niño, además de una evaluación de desarrollo según la edad
Evidencia de laboratorio de infección por el virus del Zika* Examen ofalmológico, ABR Considere repetir el ABR Comportamiento auditivo si no se hizo ABR a los 4-6 meses
Monitoreo de la corteza occipitofrontal y del desarrollo en todas las consultas de chequeo del niño, además de una evaluación de desarrollo según la edad (cuadro 4)
Anomalías que concuerdan con síndrome congénito de Zika Igual que arriba más:
Analizar el traslado a un hospital con atención de subespecialidades
CBC, panel metabólico, función hepática, examen oftalmológico
ABR
Considerar neuroimágenes avanzadas (cuadro 2)
Negativa para la infección por el virus del Zika Evaluar para encontrar otras causas de anomalías congénitas
Seguir manejo según indicación clínica
Evidencia de laboratorio de infección por el virus del Zika* Examen de tiroides Examen neurológico Examen neurológico Examen de tiroides, examen oftalmológico Repetir ABR
Atención preventiva de rutina que incluya monitoreo de alimentación y crecimiento
Orientación de preparación de rutina y específica para infección congénita
Derivación a especialistas que incluya la evaluación de otras causas de anomalías congénitas según sea necesario (cuadro 3)
No analizado, o analizado fuera del periodo correspondiente Sin evidencia de anomalías Prueba de detección del virus del Zika en la madre
Se sugiere analizar la placenta para detectar virus del Zika
Atención de rutina del recién nacido: examen físico, medición de la circunferencia de la cabeza, altura/peso y examen neurológico
Examen auditivo
Ecografía cerebral
Hacer una prueba de detección de virus del Zika si hay evidencia de infección por el virus del Zika en las pruebas maternas*,† Manejo ambulatorio según el examen clínico y los resultados de las pruebas del bebé
Anomalías que concuerdan con síndrome congénito de Zika Igual que arriba, más:
Analizar el traslado a un hospital con atención de subespecialidades.
CBC, panel metabólico, función hepática, examen oftalmológico
ABR
Analizar la posibilidad de imágenes cerebrales avanzadas
Prueba de detección de virus del Zika en el bebé (cuadro 1)
Negativa para la infección por el virus del Zika Evaluar para encontrar otras causas de anomalías congénitas
Seguir manejo según indicación clínica
Evidencia de laboratorio de infección por el virus del Zika* Derivar para manejo ambulatorio de un bebé con anomalías que concuerdan con el síndrome congénito de Zika

Abreviaturas: ABR = respuesta auditiva provocada del tallo cerebral; CBC = hemograma completo; LFTs = pruebas de función hepática; HC = circunferencia de la cabeza (occipitofrontal); PE = examen físico; rRT-PCR = reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa; US = ecografía.
* La evidencia de laboratorio de infección materna por el virus del Zika incluye: 1) ARN de virus del Zika detectado mediante reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (rRT-PCR) en cualquier espécimen clínico o 2) resultado positivo de inmunoglobulina M (IgM) para virus del Zika con titulaciones de anticuerpos neutralizantes de confirmación. Es necesario tener titulaciones de anticuerpos neutralizantes además de IgM para confirmar la infección por el virus del Zika materna.
Se debe analizar a las madres mediante la prueba rRT-PCR dentro de las 2 semanas de la exposición o aparición de los síntomas, o mediante detección de IgM dentro de las 2–12 semanas de exposición o aparición de los síntomas. Como las titulaciones de anticuerpos IgM y los niveles de ARN viral se van reduciendo con el tiempo, una prueba materna con resultados negativos 12 semanas después de la exposición no descarta la infección materna. Fuente: Oduyebo T, Igbinosa I, Petersen EE, et al. Actualización, directrices provisionnales para proveedores de atención médica que atienden a mujeres embarazadas con posible exposición al virus del Zika, Estados Unidos, julio del 2016. Informe Semanal de Morbilidad y Mortalidad (MMWR) 2016;65:739–44. http://dx.doi.org/10.16/mmwr.mm6529e1.

Volver al textoCUADRO 2. Evaluación clínica inicial y el manejo de bebés con evidencia de infección por el virus del Zika y anomalías que concuerdan con síndrome congénito de zika.
  • Consultar con:

    • Neurólogo para determinar los estudios adecuados de imágenes cerebrales y evaluaciones adicionales.

    • Especialista en enfermedades infecciosas para la evaluación de diagnóstico de otras infecciones congénitas (p. ej., sífilis, toxoplasmosis, rubéola, infección por citomegalovirus, infección por virus de la coriomeningitis linfocítica e infecciones por virus del herpes simplex).

    • Oftalmólogo para un examen ofalmológico integral y una evaluación para detectar una posible deficiencia de la corteza visual antes del alta o dentro del primer mes de vida.

    • Un endocrinólogo para evaluar una disfunción pituitaria o del hipotálamo.

    • Genetista clínico para buscar otras causas de microcefalia u otras anomalías.

  • Considere consultar con:

    • Ortopedista, fisiatra o terapista físico para el manejo de la hipertonia, pie equinovaro o afecciones del estilo de la artrogriposis.

    • Neumonólogo u otorrinolaringólogo si preocupa el riesgo de aspiración.

    • Un especialista en lactancia, nutricionista, gastroenterólogo o terapeuta ocupacional o foniatra para tratar problemas de alimentación.

  • Realizar una prueba de respuesta auditiva provocada del tallo cerebral para evaluar la audición.

  • Realizar un hemograma completo y un panel metabólico que incluye pruebas de la función hepática.

  • Brindar servicios de apoyo y para la familia.

Volver al textoCUADRO 3. Manejo ambulatorio de bebés con evidencia de laboratorio de infección por el virus del Zika y anomalías que concuerdan con el síndrome congénito de Zika
  • Se debe decidir por un centro de servicios médicos y realizar consultas mensuales con un proveedor de atención médica primaria durante al menos los 6 primeros meses de vida.

    • Seguir parámetros de crecimiento, monitorear desarrollo, vacunas de rutina, orientación de preparación, apoyo psicosocial y garantizar que los bebés accedan a todas las pruebas y consultas necesarias.

  • Realizar un examen neurológico por parte del proveedor de atención médica primaria a los 1 y 2 meses de edad. Consultar con un neurólogo si se detectan anormalidades o ante la preocupación de los padres o proveedores.

  • Consultar con un especialista de desarrollo y servicios de intervención temprana.

  • Repetir el examen oftalmológico integral a los 3 meses y derivar a oftalmología si hay alguna anomalía o si los padres o el proveedor manifiestan alguna duda.

  • Repetir la evaluación de respuesta auditiva provocada del tallo cerebral a los 4 a 6 meses y derivar a audiología si hay alguna anomalía o si los padres o el proveedor manifiestan alguna duda.

  • Repetir la prueba de detección de hipotiroidismo a las 2 semanas y a los 3 meses, aun si los resultados de las primeras pruebas fueron normales. Consultar a un endocrinólogo ante alguna anormalidad.

  • Brindar servicios de apoyo y para la familia.

Volver al textoCUADRO 4. Manejo ambulatorio de bebés con evidencia de laboratorio de infección por el virus del Zika pero sin anomalías que concuerden con el síndrome congénito de Zika
  • Se debe crear un centro de servicios médicos.

    • Seguir los parámetros de crecimiento y realizar las evaluaciones del desarrollo en cada consulta de chequeo.

    • Hacer hincapié en las directrices de previsión para familias sobre los indicadores del desarrollo, la alimentación y el crecimiento, trastornos del sueño e irritabilidad y movimientos anormales.

  • Utilizar una herramienta válida para la evaluación del desarrollo a los 9 meses tal como se recomienda actualmente o antes en caso de que manifiesten preocupación los padres o proveedores.

  • Consultar con un oftalmólogo para realizar un examen completo de la vista dentro del mes de nacido. Realizar un examen oftalmológico y evaluar la atención visual en cada consulta de chequeo y consultar con un oftalmólogo ante cualquier anormalidad o ante la preocupación de los padres o proveedores.

  • Realizar una evaluación de respuesta auditiva provocada del tronco encefálico dentro del mes de nacido. Se sugiere repetir la prueba de respuesta auditiva del tallo cerebral a los 4-6 meses o realizar una prueba de comportamiento a los 9 meses y derivar a audiología si hay alguna anomalía o si los padres o el proveedor manifiestan alguna duda.

  • Brindar servicios de apoyo y para la familia.

Cita sugerida para este artículo: Russell K, Oliver SE, Lewis L, et al. Actualización: directrices provisionales para la evaluación y el manejo de bebés con posible infección congénita por el virus del Zika, Estados Unidos, agosto del 2016. Informe Semanal de Morbilidad y Mortalidad (MMWR) 2016;65:870–878. DOI: http://dx.doi.org/10.16/mmwr.mm6533e2.

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